Cuando
se escruta con cierta curiosidad una fecha, se acaba asociándola a numerosas
efemérides coetáneas. No es ajeno a ello el 11 de septiembre, que muestra múltiples
referencias de interés en el devenir humano. Quizás por más próxima convenga,
la referida a las Torres Gemelas, drama que retransmitido en directo se apoderó
de nuestras de nuestras retinas. Aunque, cierto es, se gestase mucho antes.
Aquel suceso alertó la cognición de la
gravedad del fenómeno larvado del fundamentalismo islámico.
Un
11 de septiembre, en 1714, tras una épica resistencia, se rinde Barcelona a las
tropas de Felipe V. La población catalana estaba identificada mayoritariamente
con los austriacos en una contienda entre estos y los borbónicos para hacerse
con los despojos de las Españas, “en la que se ponía el sol por todos los lados”...
La fecha pasaría a ser cita obligada de la ciudadanía catalana como
reivindicación de su identidad.
Será
un 11 de septiembre, en el año 1945, tras el desenlace de la II Guerra Mundial, en
ruinas el Reich de los Mil Años, cuando el régimen franquista, en un apresurado lavado de imagen,
se deshace oficial y discretamente de la obligación del saludo fascista brazo
en alto que venia siendo obligada muestra de adhesión desde el sangriento golpe de estado y guerra
civil iniciada en 1936. Otro 11 de septiembre, en 1971, fallece el líder soviético
Nikita Kruschev. Uno de los primeros dirigentes comunistas que aunque de forma
tibia, dio pasos encaminados a liberalizar la
política soviética tras enterrar el estalinismo. Punto crítico en su
mandato fue la conocida como “crisis de los misiles”, en liza con un bisoño
Kennedy, que pudo derivar en uno grave traspiés para la supervivencia mundial.
Hurgando
más en el baúl de la historia, asoman más recuerdos en orden a la fecha. Uno hay de especial dramatismo…El bombardeo
del Palacio de la Moneda, sede de la Presidencia de la Republica, en Santiago
de Chile y el asesinato del presidente
Allende. Las últimas investigaciones abundan en la tesis del asesinato, decayendo
como tal, el suicidio escenificado por los militares facciosos. Asesinato
ordenado por el general Pinochet y ejecutado por el jefe de de los infantería
invasora del Palacio, general Arellano*. La intencionalidad criminal de los
golpistas ya estaba previamente expresa en la voluntad de facilitarle un avión
y…”luego, “va y se cae”…
Ya
va quedando lejano el infausto día en que unos militares traidores llevados del
ronzal por la CIA, al servicio del capital foráneo y local – nada nuevo bajo el
sol- se alzaron felonamente contra la legalidad vigente y los valores
democráticos que en Chile tenían especial arraigo. Escasa noticia bajo el
pálido sol de las democracias latinoamericanas y también de la llamada “madre
patria”. Lo único que desentonó en un cuadro asaz conocido y desconcertó a los
maleantes uniformados, fue la dignidad, la honorabilidad, la coherencia y el
compromiso con el pueblo, de un hombre, Salvador Allende Gossens.
La
familia de Allende, llega a Chile en el
siglo XVII procedente del País Vasco. Poco a poco van enraizándose entre las
familias notables del país, especialmente mediado el siglo XIX. Su abuelo,
político radical, D. Ramón Allende Padín, fue Gran Maestro de Gran Logia de
Chile, importante reconocimiento de su honorabilidad en un país donde la
Masonería goza de general respeto de la ciudadana. El padre de Salvador,
también afincado en el radicalismo y la Masonería, como alto funcionario público,
desarrollo sus funciones inicialmente en Valparaíso donde pasaría Allende su
adolescencia.
Salvador,
el joven santiaguino de nacimiento, socialista y marxista, compartiendo su
vocación por la medicina y la política, maestro francmasón activo, humanista,
librepensador, profundamente demócrata, era el presidente de la Republica de
Chile que tan incomodo le resultaba a la caterva de militares traidores atenazados
por su liderazgo moral.
Un
hombre integro, muy consciente de que su comportamiento digno, seria legado
ético de valor incalculable, a sus compatriotas y a los valores que encarnaba. Un
hombre que no dejo indiferente en todo el mundo, ni a sus seguidores ni
siquiera a sus detractores. Tanto por ser fiel a su palabra y compromiso hasta
las ultimas instancias, como por el amor a sus semejantes más desfavorecidos. Y
desde luego por promover, solo a través de las urnas y desde el respeto a la
Constitución, “el cambio social en democracia” con el que
realizar profundas y sustanciales t transformaciones en su país.
Los
sectores reaccionarios, latifundistas, los que perdían entre otros el momio del
cobre nacionalizado, los grupos patronales poderosos y la delictiva
administración del presidente Nixon y su punta de lanza, el genocida Henry
Kissinger (Premio Nóbel de la Paz), lo boicotearon y desestabilizaron el país
desde el momento previo a su asunción presidencial. Llegando en ello, al
asesinato del Comandante en Jefe del Ejercito general René Schneider, para
propiciar que el caos que hiciera imposible la toma de posesión.
Fallidos los intentos de destituir al Presidente a través de una
acusación constitucional, carentes argumento y de la mayoría necesaria, tras
someter al país a mil penurias y desabastecimientos, bloqueos y sabotajes de la
economía, recurrieron, el 11 de septiembre de 1973 a la acción frontal. El
golpe de Estado que se saldó con miles de asesinatos entre ellos, el del propio
Sr. Allende, que defendió con las armas, su mandato ciudadano y la legalidad cívico-republicana
con un puñado de hombres, frente a fuerzas desproporcionadas, - infantería, carabineros,
tanques, aviación, la Marina en Valparaíso-.
Se
trataba de dar caza con saña a un hombre culto, entregado, a la causa popular, un
hombre decente…Al hombre que en una intervención ante la Gran Logia de Colombia
recién asumida la magistratura presidencial, ante sus Hermanos Masones se
expresaba del siguiente tenor:
“Si
bien es cierto que Chile ha logrado en lo político ser un país independiente,
desde el punto de vista económico no lo es; y nosotros pensamos que es
fundamental alcanzar esa independencia económica para que sea nuestro país
auténticamente libre en lo político. Es fundamental que el hombre de mi tierra
pierda el temor a la vida, rompa con la sumisión, tenga derecho al trabajo, a
la educación, a la vivienda, a la salud y a la recreación. Pensamos que el
hombre de Chile tiene derecho a que
vivir el contenido de palabras tan significativas y que constituyen la tríada
de los fundamentos masónicos: Fraternidad, Igualdad y Libertad.”
“Hemos
sostenido que no puede haber Igualdad cuando unos pocos lo tienen todo y tantos
no tienen nada. Pensamos que no puede haber Fraternidad cuando la explotación
del hombre por el hombre es la característica de un régimen o de un sistema.
Porque la Libertad abstracta debe dar paso a la Libertad concreta. Por eso luchamos.
Sabemos que es dura la tarea”.
Cuando
ya los tanques de los traidores, al mando del mas vil de los felones, Pinochet,
y La Moneda estaba siendo ametrallada y bombardeada por la aviación chilena, Allende
se dirigió a su pueblo por última vez a
través de Radio Magallanes en un discurso improvisado entre cañonazos y bajo el
estruendo bélico. Son palabras que llaman la atención por su estoicismo y una
grandeza moral y belleza que a día de hoy no pierden un ápice de su vigor:
“Ante
estos hechos solo me cabe decir a los trabajadores… yo no voy a
renunciar….Colocado en un transito histórico
pagare con mi vida la lealtad al pueblo…Seguramente Radio Magallanes
será callada y el metal tranquilo de mi voz no llegara a ustedes. No importa,
lo seguirán oyendo. Siempre estaré junto a ustedes. Por lo menos mi recuerdo
será el de un hombre, digno que fue, de la lealtad de los trabajadores.”
“Mis palabras no tienen amargura, sino
decepción, y serán ellas el castigo moral para los que han traicionado el
juramento que hicieron…soldados de Chile...
“Tienen
la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales, ni
con el crimen ni con la fuerza…La historia es nuestra y la hacen los pueblos
Trabajadores
de mi Patria tengo fe en Chile y su destino. Y les digo que tengan la certeza de que la
semilla que entregamos a la conciencia de miles de chilenos, no podrá ser
cegada definitivamente.... Superaran otros hombres este momento gris y amargo,
donde la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más
temprano que tarde, se abrirán las grandes alamedas, por donde pasará el hombre
libre para construir una sociedad mejor.”
“¡Viva
Chile,… Viva el Pueblo,… Vivan los Trabajadores!”
*(Rubén
Adrián Valenzuela – Interviú)
Antonio Campos Romay