viernes, 19 de julio de 2013

La derecha española, unida

Es el caso más evidente en Europa: desde los franquistas que aún quedan (véase el caso de una calle que llevará el nombre de Nelson Mandela en Toledo: el Partido Popular ha preferido que siguiese llevando en nombre “18 de julio”) pasando por los fascistas de ideología, la derecha económica, la derecha “mediática”, la gran patronal, la gran banca, los especuladores, la derecha delincuente y la delicuescente, la derecha amorfa y sin pensamiento y la democrática, que también existe, toda ella está unida. Por eso se puede decir que el Partido Popular no es de extrema derecha sino que esta última está en aquel.

Salvo en los casos de Cataluña y Euzkadi, donde las particularidades políticas son evidentes, la derecha española está más unida que nunca: más incluso que durante el franquismo, porque hubo una derecha escuálida que estuvo en la oposición a dicho régimen, más que durante la segunda republica, donde estaban bien enfrentados la CEDA, la Falange, la derecha republicana, la juntas ofensivas, el carlismo, los alfonsinos… El fin de la derecha en España es que el país no progrese por donde lo han hecho otros países europeos tras la segunda guerra mundial. Por eso se retrocede en materia de derechos civiles, de derechos sociales, se reforman leyes laborales, relacionadas con la administración de justicia, con el derecho a la educación, a la sanidad, leyes sobre derechos de los dependientes, se frena el crecimiento de las pensiones, se endurece la política de orden público, prácticamente no se tiene política exterior… la derecha española está dedicada a repartirse un botín que se llama España.

Los grandes constructores y banqueros están en la vanguardia del reparto: ellos aportan donativos y el Partido Popular reparte contratos. Como este intercambio es tan suculento da para comisiones a cientos de dirigentes políticos que ocupan cargos honorables: el Presidente del Senado, el del Gobierno, ministros, senadores, diputados, jefecillos locales, correveidiles, etc. Es un espectáculo bochornoso en el que sin rubor participan todos.

Se me ha ocurrido pensar sobre lo que dirán los afiliados del Partido Popular: ¿consienten? ¿consienten todos los diputados y senadores? ¿no hay ninguno que muestre su desacuerdo, que se rebele contra tanta podredumbre, contra tanto escándalo? Gracias a los medios de comunicación, a las redes sociales, a una mayor información de la población, hoy sabemos más que hace unas pocas décadas, cuando escándalos del calibre de los actuales, si se daban, quedaban sin conocer. Pero a la derecha española, a sus dirigentes, al partido del gobierno, al Presidente y sus seguidores no parece importarles. Tienen un “valor” conquistado: mayoría absoluta en ambas cámaras y una unidad que parece mantenerse a base de sobres conteniendo billetes de quinientos euros.

Porque el que no esté manchado por esas cuantiosas dádivas, por tanta trama corrupta, por tanta miseria, ¿a que espera?
L. de Guereñu Polán.

jueves, 18 de julio de 2013

Un judío palestino

Unos días atrás ha muerto Ilan Halevi, nacido hace casi setenta años en la Francia ocupada por los nazis. Siendo judío de familia comprendió muy bien la causa de los palestinos y se unió a ella, pero no dejó por ello de sentir el sufrimiento de muchos judíos alejados de los extremismos fundamentalistas de ciertos rabinos. Representó a la Organización para la Liberación de Palestina en la Internacional Socialista, estuvo siempre preocupado por los derechos humanos, de lo que sabía tanto por haber estado entre dos fuegos, nunca a favor de la guerra, siempre a favor de la palabra, de la negociación, lo que le llevó a participar en 1991 en las conversaciones de paz en Madrid y en 1993 en Oslo.

De él ha escrito Nicol Lapierre (Carmen Rengel): "sin tribu particular que defender, se sintió atraído por la afirmación de la identidad de los oprimidos". ¡Que lección para todos, pero sobre todo que advertencia tan clara para los que se reclaman nacionalistas de esta o aquella tribu! Él nunca se sintió de aquí o de allá, sino afín a los necesitados, a los oprimidos.

Cuando joven estuvo en Angola colaborando con los movimientos de liberación progresistas, defendió siempre un estado laico palestino, como un estado laico israelí, seguro de que las creencias religiosas no eran lo fundamental para la paz entre los dos pueblos; antes al contrario, debían apartarse y relegarse al ámbito de lo privado para que la paz fuese posible. También debían relegarse las posiciones nacionalistas excluyentes y su radical convicción sobre la paz y la negociación fue contestada por Israel volándole la entrada de su casa en Ramala (2002).

Cuando el gobierno israelí está agazapado tras los sistemas de espionaje propios y de Estados Unidos (que han escandalizado recientemente a todo sentido de razón), cuando la amenaza iraní desestabiliza todo el oriente medio y próximo, cuando la guerra civil en Siria desmienten los anhelos de Halevi, justo es recordarlo y reivindicarlo, porque un luchador por la paz como él es un bien ilimitado para la humanidad que quizá dé sus frutos algún día.
L. de Guereñu Polán.

Las elecciones primarias

El único partido en España que ha dado muestras de profundizar en su democracia interna es el socialista, siendo el método de las elecciones primarias la prueba más evidente de lo que digo. Se trata de una llamada a la militancia en su conjunto para que diga qué candidato le parece más apropiado para esto o aquello. Ahora solo hace falta que los candidatos no se queden en presentarse, sino en explicar sus programas, ideas y medidas con sencillez y sinceridad.

Se acaba así con una tradición que ha estado presente en la historia de España de que los dirigentes nombren a sus sucesores como si de dinastas se tratase y esto ha venido ocurriendo tanto en la izquierda como en la derecha (pasando por los híbridos partidos nacionalistas) en mayor o menor medida. El sistema llevaba al descontento de un sector de la militancia, con las consiguientes crisis por asuntos que generalmente no interesaban a la ciudadanía.

Razonable es también que se establezca un mínimo de avales para que alguien pueda ser candidato: no tendría sentido que se celebrasen unas primarias con trecientos candidatos, circunstancia que se podría dar si cada uno pudiese postularse por su sola voluntad. En el Partido Socialista se estableció que cada candidato ha de reunir el apoyo del 15% de la militancia censada, lo que parece un porcentaje suficientemente bajo para que cualquiera que cuente con un mínimo apoyo pueda optar a exponer sus ideas y programas al conjunto; ello independientemente de que cada uno lo puede hacer en el seno de su agrupación, en su provincia, en la federación a la que pertenece, incluso en las redes sociales y en los órganos de debate internos.

Si no hay primarias ya sale algún avispadillo a cazar mariposas para denunciar que se establecieron estatutariamente pero no se celebran. Obviamente no tiene sentido que haya primarias –con lo que ello implica de coste- si se presenta un solo candidato o uno solo reúne las condiciones para serlo. Si se presenta más de un candidato vuelven a salir los avispadillos a cazar mariposas: dicen entonces que el partido está dividido, etc., etc.

Solo una cosa me parece perjudicial de todo este proceso electoral: que haya lío, deslealtades, trampas, malas artes, insultos, acusaciones gratuitas… El Partido Socialista fue pionero en España en este tipo de elecciones, pristinamente democráticas, y así fue posible que el candidato José Borrel ganase unas elecciones internas al que entonces era Secretario y, por lo tanto, candidato “oficialista”, Joaquín Almunia. Este aceptó la derrota dando un ejemplo del que no me olvido; aquel no se regodeó en la victoria, muy al contrario, compartió las decisiones interinamente con la dirección del partido, no sin dificultades, dando ocasión a poner una base que parece afirmada ya en el socialismo español.
L. de Guereñu Polán.

miércoles, 17 de julio de 2013

La democracia no ha servido para regenerar el país

Tras una dictadura larguísima como la franquista en España, donde las corruptelas eran cosa de todos los días, el régimen democrático se empeñó en descentralizar el estado, liberalizar la economía, establecer los derechos individuales, aprobar una Constitución, fortalecer los partidos políticos y sindicatos, separar los poderes del Estado, mejorar las rentas de los españoles, disciplinar al ejército al tiempo que se profesionalizó, extender la educación universal hasta los dieciseis años, igual la sanidad pública y gratuita (hoy en peligro), integrar a España en Europa... pero los vicios del franquismo, la picaresca en el peor sentido de la palabra, los "favores" a las empresas adjudicatarias de contratos, la especulación del suelo, la degradación de la costa, el deterioro del medio ambiente, la inmoralidad pública en general no se han corregido. Ha habido momentos de mayor sensibilidad hacia estos temas pero el problema de fondo está sin resolver.

En primer lugar nunca se abordó en serio una ley de incompatibilidades draconiana que acabase con componendas y miramientos. Aquí sigue habiendo quien puede cobrar dos y tres sueldos suculentos, máxime políticos, directivos de grandes empresas públicas y privadas, etc. Aquí siguen sin castigarse ejemplarmente los casos de cohecho, prevaricación, corrupción en general. Se tiene de la moral pública una idea desfasada y pacata. No es un problema de las elites; es un problema de la población en general: el "si yo pudiese también lo haría", o el "otro más" referido al buque Prestige, en vez del "nunca más" heroico y ejemplar se han oído repetidas veces entre vecinos humildes, profesionales medianos y altos dignatarios.

Los empresarios son los que más defraudan al fisco, desobedecen a la Seguridad Social, contratan fraudulentamente a los trabajadores, explotan inmisericordemente; la Administración pública ha mejorado en el trato a los ciudadanos en sus cuadros inferiores, pero sigue siendo lenta, pesada e injusta en la resolución de asuntos antes de la vía judicial. El Defensor del Pueblo ha sido, en general, un organismo que no ha cumplido con la misión que se le encomendó, plagado de burocracia y formalismos, pero sin capacidad resolutiva. ¿Que Defensor del Pueblo se ha destacado por poner el solfa al ejecutivo, por ejemplo?

Solo una parte de la judicatura se ha creído lo de la democracia, aquella parte que ya estaba convencida antes de 1975. Hay otra parte que ve con recelo que sea el Parlamento quien elija a los miembros del Poder Judicial, quiere que sean las corporaciones de jueces y fiscales, los abogados por medio de sus colegios profesionales, organismos sin representatividad en comparación con el Parlamento, verdadera sede de la soberanía nacional. A la democracia española le falta algo fundamental: le falta moralidad, le falta honestidad, le faltan medidas drásticas que rompan con todo atisbo de corrupción, de dádiva, de favor o de condescendencia con la venalidad. Mientras no se corrija esto se podrá mejorar economicamente, se podrán hacer reformas institucionales, pero el alma de España seguirá siendo un lodazal en el que se revolcarán los más "listos", los más perversos, los dueños del país.
L. de Guereñu Polán.

El mejor destino de la Sociedad de Autores: desaparecer

Según rezan sus propios estatutos la Sociedad de Autores y Editores es una entidad privada. Como tal tiene derecho a existir; a lo que no tiene derecho, creo yo, es a cobrar por silbar una canción o recitar un poema. Ha llegado a tales abusos -no me refiero aquí a los económicos- que ha causado risa y desprecio entre muchos ciudadanos. Se ha comportado como un gremio medieval, con sus privilegios, con sus ventajas, con sus exigencias inadmisibles.

También según sus estatutos se dedica a la "defensa y gestión colectiva de los derechos de propiedad intelectual de sus más de 103.000 socios". Ese afán por la propiedad está en el origen de muchos males para la humanidad: ser propietario de un banco, de una gran empresa, de cortijos y millones de hectáreas de tierra, ser propietario de grandes petroleras, de corporaciones sin límite. Además es una "sociedad" corporativa, algo muy parecido a una de las características de los regímenes fascistas. Se incluyen en ella los grandes y los pequeños: ya sabemos en favor de quien.

Llamar "autores" a ciertos personajes ya es pretencioso. Cuando yo era niño leía en los libros que la facultad de crear solo era dada a Dios. Hoy, que soy muy descreído, considero que crear no lo puede hacer nadie. Todos nos copiamos a todos. Y si alguien tiene una idea ¿quien nos dice que no ha sido inspirada en otra anterior y de otro? Es cierto que la ley debe regular los derechos de los que escriben un libro, componen una canción o editan una obra, pero de eso a pretender cobrar derechos por la representación de "La vida es sueño" va un abismo.

Los herederos de los "autores" quieren cobrar por la interpretación de una canción después de décadas de desaparecido el "autor". ¿No tendrían igual derecho los descendientes de Cervantes o de Juan Valera? Es absurdo. La SGAE ha llegado a tales extremos, a tales abusos, que se ha desnaturalizado. Sus dirigentes -y en parte sus socios- se han creido dioses y así les ha ido: se han enfrentado entre ellos como los antiguos del Olimpo.

Otra cosa son los grandes escándalos económicos protagonizados por la SGAE, en los que han participado no pocos "creadores" (uno de ellos fue el autor de una canción de "mérito" con título "Fai un sol de carallo"). Millones y millones robados, mal obtenidos, defraudados, con empresas pantalla o fantasma para seguir con el robo y delitos sin cuento. Váyase la SGAE al infinito y que cada uno "cree" sus obras como sepa y pueda.
L. de Guereñu Polán.

martes, 16 de julio de 2013

Es la hora de la unidad

No me refiero a la unidad de la izquierda, sino de todos los partidos que estén contra la corrupción que ha embadurnado a las instituciones, las más poderosas empresas, altos cargos del Estado, banqueros y responsables políticos de diversos niveles. No estoy convencido de que una moción de censura sea lo más conveniente para el Partido Socialista -como principal partido de la oposición- para el país y para la democracia española, pero si se ha tomado esta decisión ahora es el momento de que todos los partidos democráticos se muestren unidos para hacer comparecer al Presidente del Gobierno en el Congreso de los Diputados: justo lo que no quiere hacer. Podría ser que huyese por vergüenza, por incapacidad para afrontar la comparecencia, por temor... No lo quiere hacer por chulería, porque no cree en la democracia, porque no da importancia al momento de enorme peligro que vive la democracia española.

El que ha crecido políticamente a la sobra de un franquista convicto y confeso, el que nunca ha condenado los crímenes del franquismo mostrándose complaciente con ellos, el que es partidario de "resistir" antes de dar solución a los graves problemas que padecen millones de españoles, el que se burla de los periodistas cada semana, el que tiene en menos al Parlamento, sede de la soberanía nacional, el que ha estado siempre rodeado de delincuentes, fiel a lo que aprendió de aquel viejo franquista ya fallecido, ese mismo ha de comparecer ahora sin quererlo, a contrapelo. Seguirá mintiendo, seguirá desviando la atención sobre lo que realmente interesa: que España necesita una regeneración antes de que se hunda definitivamente en la barbarie el fango más absolutos.

No lo está aún porque hay millones de españoles que trabajan día a día para recibir digmanente un salario, porque hay millones de personas honradas que se muestran escandalizadas por lo que ocurre en el partido que gobierna y en el propio Gobierno de España. Si además de la moción de censura el Presidente de Andalucía tuviese la gallerdía de dimitir ante el mínimo asomo de sospecha por sus responsabilidades en los expedientes de regulación de empleo; si los dirigentes de Convergencia y de Unió -por separado y juntos- tuviesen la gallardía de rendir cuentas con dimisiones ante los ciudadanos, si todo cuanto cargo público encausado, sospechoso, imputado o acusado se prestase a la unidad que hoy necesita el país, otro gallo nos cantara.

No espero tanta generosidad, pero al menos espero que el pais recoja con esperanza el debate de la moción de censura que parece se va a presentar para que un presidente chantajeado, cómplice, anclado en fórmulas antidemocráticas, benévolo con la corrupción, coreado por sus pajes y cortesanos, tenga que hablar en el Parlamento "con luz y taquígrafos". Le veremos huir con la palabra, maledicente, mentiroso, porque no sabe hacer otra cosa... Pero toda Europa, quizá todo el mundo, le vea en su verdadera catadura.
L. de Guereñu Polán.

lunes, 15 de julio de 2013

Callar y enseñar la pierna

Desde el año 1983 don Mariano está ocupando cargos públicos: como Presidente de la Diputación de Pontevedra, como diputado, Vicepresidente de la Xunta de Galicia, Ministro en varias carteras, Presidente del Gobierno... Siempre ha estado rodeado de delincuentes y él lo sabe, por eso una de sus estrategias es callar, huir, esconderse como un hurón, no comprometerse, como cuando no se prodigó mientras soldados españoles morían en la guerra de Irak que él aprobó en Consejo de Ministros.

Ha seguido callando y enseñando la pierna: comparece ante los periodistas mediante un circuito cerrado de televisión, no admite preguntas, admite solo una y pactada con el periodista en suerte... Niega la evidencia, miente, hace lo contrario de lo prometido, no tiene escrúpulos, ha contribuido a que en España haya más parados de los que ya sufrían esta situación, ha restado recursos a las políticas sociales, las ha dejado desnudas, España está afligida de un estado de cosas deplorable, vergonzoso, pero don Mariano no parece enterarse, incluso se ha rodeado de personajes que mienten como él, le sirven de escuderos, pajes, criados y sirvientes.

Todo hace indicar que ha delinquido y ha permitido que su partido incurriese en delitos, ha colaborado con el ahora encarcelado señor Bárcenas, le ha apoyado, se ha carteado con él, le ha animado y prometido su apoyo... pero ante todo calla y enseña la pierna.

En la antigua Roma, Cornelio Léntulo, llamado por apodo Sura, "hombre principal en linaje", siendo cuestor se benefició largamente de los caudales públicos, y como le fueran pedidas cuentas en el Senado romano, "presentándose con altanería y desvergüenza, dijo que no estaba para dar cuentas". A continuación se levantó la toga y enseñó la pierna, como los muchachos en la antigua Roma cuando hacían una trampa jugando a la pelota. Hoy don Mariano, émulo de Léntulo, calla y nos enseña la pierna a diario.
 L. de Guereñu Polán. 

sábado, 13 de julio de 2013

La moción de censura



Cuando la oposición considera que el Gobierno debe ser sustituido sin necesidad de unas elecciones anticipadas, puede presentar una moción de censura, que para sustanciarse no es necesario contar más que con la décima parte de los diputados (35) y presentar un candidato alternativo a la Presidencia del Gobierno.

Es evidente que el Partido Socialista –y solo él- reúne por sí mismo las condiciones para presentar una moción de censura; el resto de los partidos de la oposición necesitarían agruparse en torno al Partido Socialista o tres de ellos siempre que dos fuesen Convergencia e Izquierda Unida; de no ser así necesitarían agruparse cuatro o más partidos para reunir los 35 diputados necesarios.

Es también evidente que la moción de censura saldría derrotada, pues es previsible que el Partido Popular, con mayoría absoluta en el Congreso, no presentaría fisuras ante el cúmulo de irregularidades en que está metido. Por lo tanto la moción de censura, en las circunstancias actuales, solo tendría un sentido: hacer comparecer al Presidente del Gobierno (que no quiere hacerlo) para debatir sobre lo divino y lo humano, por lo tanto sobre la corrupción política, económica, sobre cuestiones de política general, sobre el paro, la crisis bancaria, la política de vivienda, etc.

Si el Partido Socialista decidiese presentar una moción de censura tendría que presentar un candidato alternativo al actual Presidente. Dicho candidato estaría condenado al fracaso y así se haría ver por los medios de comunicación. El Gobierno, en sus intervenciones, insistiría más en este asunto que en cualquier otro, sabida la zafiedad de don Mariano y los suyos. También insistirían los medios en la inutilidad de la moción de censura para lo que está concebida en la Constitución, lo que quizá desgastase ante la opinión pública más al Partido Socialista que al Gobierno.

Vamos al debate: hay partidos en el Parlamento que no desaprovecharían la ocasión para criticar tanto al Gobierno como al Partido Socialista (y no hace falta que sea más explícito) con lo que este último tendría dos frentes abiertos por el solo rédito de hacer comparecer al Presidente, que seguramente intervendría lo mínimo haciendo que el “candidato” socialista se devanase los sesos presentando un programa de gobierno sin posibilidad de ser aplicado.

Por todo ello ¿tiene sentido una moción de censura para los intereses del Partido Socialista? En mi opinión no. ¿Tiene sentido para el país? Tampoco en la medida en que no conduciría a un cambio de gobierno. Solo valdría para desgastar al actual, pero con los riesgos que he expuesto, y creo que el Gobierno está muy desgastado moralmente ante la opinión pública; solo falta que dentro de dos años esté hundido y se abra paso a una nueva mayoría de izquierdas.

L. de Guereñu Polán.

jueves, 11 de julio de 2013

¿Cultura japonesa en el sector naval español?

El sindicalismo japonés, como el norteamericano, tiene poco que ver con el de larga tradición europea, donde estaba claro que los intereses de patronal y trabajadores eran contrapuestos y, frecuentemente, irreconciliables. Al ver y oir a los trabajadores españoles del sector naval manifestarse y pronunciarse sobre las amenazas que se ciernen sobre él me ha venido a la memoria el modelo japonés corporativo, según el cual empresarios y trabajadores forman un todo indisoluble e indistinguible. Es más, se suele promocionar a aquellos trabajadores que menos combatividad demuestran, más sumisión, más compromiso con los objetivos marcados por la patronal. Como este "ejemplo" fue seguido por muchos empleados desde el año 1946 (una vez terminada la segunda guerra mundial) la forma más eficaz de lucha entre los trabajadores japoneses, al menos en las grandes corporaciones industriales, es la huelga "a la japonesa", es decir, trabajar más, producir más y así provocar desajustes en los precios (generalmente hundimiento de los mismos al haber exceso de oferta).

Oir hablar a los trabajadores del sector naval que hay que salvarlo, sin otro discurso distinto que el de la patronal, que tiene sus cuentas de beneficios bien forradas, es no solamente la negación del sindicalismo clásico sino una trampa de la que tarde o temprano se pagarán las consecuencias (los trabajadores, claro). No son las instituciones públicas ni el Estado los enemigos de los intereses obreros, son las políticas empresariales que equivocan sus estrategias, no reinvierten sus beneficios, abandonan los "input" directamente relacionados con la renovación técica (se suele decir tenológica) y no atienden a las demandas de I+D+i que tan buenos resultados han dado en los países más ricos.

Los beneficios fiscales que las instituciones europeas hayan establecido para quienes inviertan en el sector naval (como en otros) no pueden ser la excusa para plantear un órdago a dichas instituciones por parte de la patronal (que bien se ha beneficiado de dichos beneficios fiscales) y menos para que los trabajadores, como si de los mismos intereses se tratase, secunde a dicha patronal. Estos trabajadores debieran -creo yo- analizar con mucho tiento donde están los problemas del sector, en que medida se les llama o no para la toma de decisiones, en que medida cuentan cuando se trata de inversiones, en que medida participan en los beneficios de las empresas y en que medida su opinión es tenida en cuenta para la creación de empleo en el sector. Otra cosa es seguir el modelo japonés, muy eficaz económicamente, pero que ha llevado a la negación del sindicalismo de clase europeo, el que verdaderamente ha conseguido mejoras sociales a lo largo de más de un siglo.
L. de Guereñu Polán.

martes, 9 de julio de 2013

Europa ante Egipto

Ha bastado que a Estados Unidos le interesase un gobierno pro-occidental de militares, con hombres de paja a su servicio, para que ni una sola autoridad europea haya dicho ni pío sobre el grave conflicto que afecta a una comunidad como la egipcia. Ni un solo dirigente europeo con representatividad ha calificado los hechos recientes en Egipto como golpe de estado. Si sustituir a un gobierno a punta de fusil (siendo así que las ganó en buena lid) no es golpe de estado que venga Dios y lo vea.

Está el tema de Israel: para la estabilidad de la zona y para los intereses del pequeño estado judío resulta mejor un gobierno títere de los Estados Unidos que un gobierno que pueda plantear, desde la óptica islámica, diferencias con al hegemonía de Israel en la zona. Está el problema de Siria, que ahí sí podrían involucrarse más Estados Unidos y la Unión Europea, aunque debe reconocerse que existe el problema del apoyo que el gobierno sirio recibe de Rusia y secundariamente de China.

En todo caso para España es de vital importancia tener buenas relaciones con los países del norte de África, no solo por razones geográficas al estar en la cuenca Mediterránea, sino porque los países del norte de África envían muchos emigrantes a Europa, razón de más para que esta se involucrase en un conflicto como el egipcio. El problema del terrorismo islamista es otra razón (no sé si la más poderosa) para tener gobiernos aliados en el norte de África, pero siempre que no sean títeres de la gran potencia norteamericana, sino que sirvan de verdad a la construcción de la democracia, de la paz y de la colaboración entre pueblos y civilizaciones.

Los Estados tienen constantes históricas en sus comportamientos internacionales que no dependen de quien les gobierne (Bush u Obama). El ejemplo egipcio y las actitudes de Estados Unidos y de la Unión Europea están, en mi opinión, en las antípodas de aquellos deseos.
L. de Guereñu Polán.

domingo, 7 de julio de 2013

La deriva de el-Baradei

Que un hombre de leyes se ponga del lado de la ilegalidad no es novedad alguna. En España tenemos varios ejemplos y el más notable político gallego (ya fallecido) durante los últimos treinta años es paradigma de lo que digo. El egipcio el-Baradei demostró una gran valentía, independencia y honor cuando se opuso a toda la Administración del presidente Bush (hijo) negando que Irak tuviese armas de destrucción masiva, negando que las autoridades irakíes tuviesen uranio para fabricar armas nucleares (era Director General de la Agencia Internacional de Energía Atómica). Las presiones fueron enormes, pero este hombre, junto con otros, se negó a plegarse y mantuvo lo que sus avereiguaciones y conciencia le dictaban. Poco después, en 2005, le fue concedido el Premio Nobel de la Paz por su contribución a la verdad y por haberse opuesto a la invasión de Irak a manos de Estados Unidos, Gran Bretaña, España y Portugal, entre otros estados.

Cuando en el norte de África dieron comienzo las movilizaciones contra las dictaduras existentes, el-Baradei formó una Asociación Nacional para el Cambio que se opuso al presidente Mubarak (al cual había servido en misiones diplomáticas tiempo atrás). Ahora ha preferido ser cómplice de la cúpula militar (ni mucho menos todo el ejército) vulnerando el mandato de las urnas hace un año, cuando los egipcios eligieron al presidente Morsi, de los Hermanos Musulmanes, para dirigir el país. El-Baradei ha preferido hacerse cómplice del "usted ya no es presidente" que el máximo dirigente militar, Al Sisi, dijo al presidente constitucional. ¿Tendrá el-Baradei que arrepentirse si alguna vez unos cuantos mandos militares le apartan del poder -como ahora le han puesto- acusado de abuso de poder, arbitrariedades o de no sacar al país de la postración? 

Es seguro que las elecciones de hace un año en Egipto no fueron todo lo limpias que se desearía en puridad democrática; la complejidad del país y la gran influencia que los Hermanos Musulmanes tienen gracias a la ayuda que dan a los más necesitados (ayuda altruísta, que forma parte de su proselitismo y de su ideología) pueden hacer ver las elecciones de hace un año como irregulares. Me gustaría saber en que elecciones no hay presiones, votos clientelares, etc. El-Baradei se opuso al presidente Morsi desde entonces, pero lo cierto es que este último tuvo muchos más apoyos que el-Baradei y que cualquier otro partido de los concurrentes.

La democracia es un principio que o se respeta o nada vale. Si ahora me apoyo en un golpe militar que me favorece ¿no será igualmente "normal" que otro golpe militar me derribe aunque haya ganado las elecciones en buena lid? El-Baradei se ha olvidado de lo más elemental -él sabrá por que- se ha olvidado de que se le concedió el Premio Nobel de la Paz (algo parecido a lo ocurrido con el presidente Obama cuando cazó y acribilló, literalmente, al terrorista Bin Laden; luego lo lanzó al mar). La democracia formal no tiene vuelta de hoja: o se respeta o no se respeta, y si esto último, entonces nada que venga después vale.

L. de Guereñu Polán.

sábado, 6 de julio de 2013

El foro lo publicó en 2008: OBAMA ME DA MIEDO


A la vista del tema de la practica indiscriminada del espionaje a “amigos”, enemigos y a ciudadanos propios y ajenos, del uso muy poco discriminatorio de aviones “drones” para asesinar personas consideradas, por sus servicios de seguridad, amenazas, y a las personas o familias inocentes que estén en el momento fatal próximas al “objetivo”, al incumplimiento de promesas electorales, como la del cierre de Guantánamo, o a la mejora ética de algunas prácticas políticas de su antecesor, etc., parece llegado el momento de recordar lo escrito hace ya cinco años, para ver si aprendemos que lo que los medios de comunicación mundial, y local, predican en cada momento histórico no solo no siempre es verdad, sino que abunda la mera propaganda de las fuerzas dominantes, escribía en junio de 2008:

 Del proceso de Primarias de USA, consciente que el resultado nos afecta, he salido con sentimientos e intuiciones confusos: cierta envidia del ejercicio de democracia realizado, asombro por las actitudes de aceptación por parte de un buen número de nuestros dirigentes próximos, incluso con júbilo, de unos resultados en los que Europa, España y Galicia no son referencia, al parecer ni siquiera son entidades geográficas reconocidas por los candidatos, y ante todo temor por lo que nos va a impactar. Para ver que nos impacta basta recordar la foto de las Azores y el precio del petróleo derivado de esa foto y que del que actualmente “disfrutamos”.

No entiendo la aceptación e incluso entusiasmo mostrado en público por dirigentes españoles, políticos, económicos y sobre todo mediáticos, ya que salvo que estén muy bien informados y no comuniquen sus datos, las sombras que desde estos lares se vislumbran superan en mucho las luces.

Y siento temor porque los pocos datos y hechos que nos han llegado no invitan a la confianza. Una persona que a las primeras dificultades surgidas abandona iglesia y predicador, no parece tener unos referentes morales y éticos suficientemente firmes. La misma persona para cubrir la crítica a una cierta indefinición en sus posiciones, respecto a Oriente Medio, reacciona apoyando posiciones mas radicales del lobby pro-israelí, llegando incluso más lejos que los gobiernos de Israel, en posiciones inaceptables por la parte de Palestina, lo que indica desconocimiento del papel de USA y la UE  en ese conflicto. Un desconocimiento peligroso, en especial si se suma a las amenazas de una intervención militar en Irán, en términos muy similares a los del actual presidente, del que todos somos conscientes cual han sido las consecuencias de sus decisiones en la deseada paz de la zona.

Cierto es que es muy difícil hacerlo peor que su predecesor en economía, pero lo cierto es que aquí no conocemos mucho de su programa económico, si juzgamos por lo que dice en los medios de comunicación parece que sus electores tampoco saben demasiado.

De lo poco que estamos seguros, porque todas las fuentes de información así lo indican es que su estilo es “mesiánico”, lo que, al menos para mí, resulta casi aterrador habida cuenta de los precedentes y las posiciones, también mesiánicas, de algunos de los actuales dirigentes con los que va a tener que tratar.

A ver si aprendemos a pensar por nosotros mismos y a hacer menos caso a la mercancía política que nos venden, los que dicen defender una libertad de mercado, de la que solo disfrutan los poderosos.

 Julio de 2013

Isidoro Gracia

viernes, 5 de julio de 2013

El ejército egipcio

Como en la mayor parte de los países de África el ejército egipcio siempre ha sido un factor de represión para la población. Igual que en el caso de las dictaduras europeas, la hitleriana, la musoliniana o la franquista, pero también en los países comunistas, el ejército, antes que un factor de defensa ante el exterior ha sido ofensivo y elemento para reprimir a la población.

El Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas no es más que un grupo fáctico que ha escapado a todo control de los demás órganos del Estado. Según se demustra por los acontecimientos de estos días, también en el reciente Egipto democrático. Las amenazas al poder civil, que no ha sido más que un títere supeditado al ejército, han sido constantes. La personalidad de Nasser hizo que el ejército se identificase con él, lo que elevó a este personaje a la quintasencia del antiimperialismo de "los no alineados", aunque a costa de cierto servilismo a la Unión Soviética que, sin embargo, no sirvió para sacar a la población de la pobreza. Se ha dicho que Egipto ha sido un país pobre rodeado de ricos: Libia, Arabia, el mismo Israel...

El recientemente derrocado presidente Mursi tuvo que estar, durante su año de gobierno, pidiendo al ejército que se limitase a sus funciones constitucionales, cosa que nunca cumplió y ahora ha consumado con un golpe de estado. Como se ha demostrado en las dictaduras de uno y otro signo, el deseo de libertad no se agota nunca, ya sea para practicar libremente una religión determinada, ya para ejercer el sufagio, para hablar sin tapujos, para publicar los pensamientos... Los Hermanos Musulmanes de Egipto no han sido nunca partidarios de un régimen democrático, sino de un régimen teocrático, pero a fuerza de presionar occidente se han avenido a las elecciones de hace un año y las han ganado. Ello se explica bien si se conoce la idiosincrasia del egipcio medio: musulmán moderado, sabedor de lo que significan los extremos en las proximidades de Israel.

El ejército egipcio, como demostró en la época de Nasser, luego de Sadat y luego de Mubarak, nunca fue amigo de la democracia, sino de una independencia nacional soñada y aprendida a base del sometimiento a otros musulmanes (los otomanos) y a occidente (británicos y franceses). Cuando se produjo la independencia de Egipto se hizo bajo la condición de que un régimen de partido único controlado por el ejército, sin miramientos para con las necesidades de la población, controlase el país, que se vinculó a la Unión Soviética, aunque poco a poco se fue occidentalizando.

El premio Nobel de la Paz, el egipico Mohamed Baradei, creyó que el ejército podía haber aprendido la lección de tanto atraso y haberse puesto al lado del pueblo: un espejismo. Ahora sabe que el ejército es el mismo que dejó formado Mubarak, pero no el soldado o el sargento, sino la casta militar que goza de privilegios sin número. El ejército egipcio, formado en la dictadura y en el temor a la democracia, en el temor a Israel, no distingue a su pueblo de un enemigo exterior. Le trata igual, le combate.
L. de Guereñu Polán.

jueves, 4 de julio de 2013

Egipto, mal

EGIPTO, MAL

Solo dos años después de derrocar al dictador Mubarak, un golpe de estado ha derrocado al gobierno elegido democráticamente, y lo ha hecho con la anuencia de la oposición laica, que ahora está presa del ejército al que ha apoyado moralmente para una manifiesta ilegalidad, un acto de fuerza. 

Del gobierno conservador e islámico moderado del señor Morsi no se podía esperar nada extraordinario. Solo dar satisfacción a la población –no poca- que aspira a que el Corán siga siendo la principal norma jurídica del país. La economía está en manos extranjeras excepto la agricultura, que es la principal fuente de riqueza. Es cierto que en la época de Nasser se hicieron grandes obras públicas para que esa agricultura se modernizase, pero también hay muchos campesinos que viven en la subsistencia. El turismo aporta una buena parte de la renta nacional, pero los ingresos por este concepto han caído en los últimos años con la inestabilidad política. 

Los partidos políticos no se pueden comparar con los europeos, por más que Egipto haya sido occidentalizado fuertemente por el ejército durante décadas: hay un Partido Socialista Liberal que es un cúmulo de contradicciones, otro es el Partido Socialista Laboral, más afín a los partidos de europeos de esta ideología, hay otros con denominaciones más o menos definidas, pero quien ha ganado las elecciones hace un año y el que ha demostrado mayor coherencia y cohesión es el Partido Nacional Demócrata de los “Hermanos Musulmanes”. 

Pero un factor a tener en cuenta es la enorme atomización de intereses y étnica existente en el país: al sur están los nubios, pero hay habitantes no integrados estrictamente en el Estado, como los beduinos del desierto, hay judíos, cristianos, de nacionalidades diversas y egipcios propiamente dichos. La particular forma de colonización de Egipto, tras la larga ocupación y sometimiento al Imperio Otomano, dejó las cosas sin aclarar. Las mismas fronteras de Egipto, como muchas en África, son un artificio. 

Los occidentalistas movilizan a la población, pero cuando se producen elecciones ganan los islamistas moderados (así mismo ocurrió en Argelia hace décadas). Los demás partidos, completamente alejados de la influencia en el complejo social del país, no son más que comparsas, pero que dificultan la gobernabilidad. No es la primera vez que en el norte de África el ejército interviene mediante un golpe de fuerza para aparentar arreglar las cosas, pero no las arregla, sino que colma de ilegitimidad al régimen que instaura. Ahora Egipto no tiene Constitución, tiene un gobierno provisional, el ejército no ha sido elegido por la población, aunque sí jaleado por una parte de ella y el mundo se alarma por la posición geopolítica que Egipto ha jugado durante casi un siglo en oriente próximo. 

Las cosas están ahora en Egipto peor que hace unos días, peor que hace unos meses; se ha conculcado la ley, se ha violado el respeto al partido vencedor y –aunque este no ha dado solución ni a uno solo de los problemas que afectan al país- tiene tras de sí a los que le han votado, a los que no renuncian al Corán, a los que ven en toda intervención del ejército la mano de occidente, por muy ajeno que en este momento se encuentre este de los acontecimientos internos. El propio expresidentes Morsi se educó en Estados Unidos.
Solo dos años después de derrocar al dictador Mubarak, un golpe de estado ha derrocado al gobierno elegido democráticamente, y lo ha hecho con la anuencia de la oposición laica, que ahora está presa del ejército al que ha apoyado moralmente para una manifiesta ilegalidad, un acto de fuerza.

Del gobierno conservador e islámico moderado del señor Morsi no se podía esperar nada extraordinario. Solo dar satisfacción a la población –no poca- que aspira a que el Corán siga siendo la principal norma jurídica del país. La economía está en manos extranjeras excepto la agricultura, que es la principal fuente de riqueza. Es cierto que en la época de Nasser se hicieron grandes obras públicas para que esa agricultura se modernizase, pero también hay muchos campesinos que viven en la subsistencia. El turismo aporta una buena parte de la renta nacional, pero los ingresos por este concepto han caído en los últimos años con la inestabilidad política.

Los partidos políticos no se pueden comparar con los europeos, por más que Egipto haya sido occidentalizado fuertemente por el ejército durante décadas: hay un Partido Socialista Liberal que es un cúmulo de contradicciones, otro es el Partido Socialista Laboral, más afín a los partidos de europeos de esta ideología, hay otros con denominaciones más o menos definidas, pero quien ha ganado las elecciones hace un año y el que ha demostrado mayor coherencia y cohesión es el Partido Nacional Demócrata de los “Hermanos Musulmanes”.

Pero un factor a tener en cuenta es la enorme atomización de intereses y étnica existente en el país: al sur están los nubios, pero hay habitantes no integrados estrictamente en el Estado, como los beduinos del desierto, hay judíos, cristianos, de nacionalidades diversas y egipcios propiamente dichos. La particular forma de colonización de Egipto, tras la larga ocupación y sometimiento al Imperio Otomano, dejó las cosas sin aclarar. Las mismas fronteras de Egipto, como muchas en África, son un artificio.

Los occidentalistas movilizan a la población, pero cuando se producen elecciones ganan los islamistas moderados (así mismo ocurrió en Argelia hace décadas). Los demás partidos, completamente alejados de la influencia en el complejo social del país, no son más que comparsas, pero que dificultan la gobernabilidad. No es la primera vez que en el norte de África el ejército interviene mediante un golpe de fuerza para aparentar arreglar las cosas, pero no las arregla, sino que colma de ilegitimidad al régimen que instaura. Ahora Egipto no tiene Constitución, tiene un gobierno provisional, el ejército no ha sido elegido por la población, aunque sí jaleado por una parte de ella y el mundo se alarma por la posición geopolítica que Egipto ha jugado durante casi un siglo en oriente próximo.

Las cosas están ahora en Egipto peor que hace unos días, peor que hace unos meses; se ha conculcado la ley, se ha violado el respeto al partido vencedor y –aunque este no ha dado solución ni a uno solo de los problemas que afectan al país- tiene tras de sí a los que le han votado, a los que no renuncian al Corán, a los que ven en toda intervención del ejército la mano de occidente, por muy ajeno que en este momento se encuentre este de los acontecimientos internos. El propio expresidentes Morsi se educó en Estados Unidos.
 
L. de Guereñu Polán.

miércoles, 3 de julio de 2013

El socialismo andaluz



Antigua calle de Linares
En el verano de 1887 Pablo Iglesias, acompañado de algunos correligionarios, tomaba el tren en Madrid con destino en Linares (Jaén). El viaje se hizo por Aranjuez, Alcázar de San Juan, Manzanares y, por fin, la villa andaluza. Se trataba de fundar la agrupación socialista de Linares, la primera de las andaluzas, para luego extenderse a Málaga y Alcalá de los Gazules.

El socialismo andaluz fue, en un principio, rural y de interior, donde las provincias de Córdoba y Jaén son pioneras. Los afiliados eran jornaleros del campo, trabajadores del olivar, pequeños artesanos, carreteros y cordeleros de las ciudades, algunos maestros y jóvenes que colaboraban con la Unión de Trabajadores del Campo, sobre todo implantada en las provincias citadas.

La implantación del socialismo en Andalucía fue rápida y fecunda, a partir muchas veces de militantes anarquistas que no tuvieron inconveniente en ver la misma lucha en sus ideas y las del socialismo marxista. En Jaén conseguirán los socialistas andaluces su primer alcalde, pero ya en el siglo XX, después de una década muy fructífera en afiliaciones y crecimiento, la que va de 1910 a 1920.

Había dado comienzo una gran conflictividad en el campo y en las ciudades como no se recordaba desde hacía tiempo: los anarquistas practicaban la acción directa, los socialistas, más numerosos en la región, eran partidarios de métodos más pacíficos y de negociación, pero las huelgas se multiplicaron en aquella década, al final de la cual, con menor intensidad que en Barcelona, se dio el fenómeno del pistolerismo: contratación de matones a sueldo por parte de la patronal para combatir la acción de los sindicalistas más significados.

El golpe de estado protagonizado por Primo de Rivera hizo descender el número de afiliados a la Unión General de Trabajadores, sindicato hermano del Partido Socialista, pues en muchos lugares no se vio con buenos ojos la relativa colaboración de Largo Caballero con el dictador. Lo cierto es que desde 1923 hasta la segunda República española los anarquistas sufrieron la persecución mucho más que los socialistas.

Contrariamente a lo que ocurrió en otras partes de España, en Andalucía hubo una viva resistencia al franquismo por parte de las agrupaciones socialistas, sobre todo en las ciudades más importantes. La represión se cebó en ellas. Las huelgas de los años cincuenta y sesenta reavivaron la movilización que sirvió de acicate para el crecimiento de ambas organizaciones al dar comienzo la década de los setenta del pasado siglo.

El resto es más conocido: las direcciones de Rodríguez de la Borbolla, de Sanjuán, de Chaves… En la década de los años ochenta pasados los socialistas andaluces protagonizaron no pocos conflictos internos que, sin embargo, no repercutieron gran cosa en sus resultados electorales, siempre como primera fuerza política en la región. En algunas localidades como Torredonjimeno se llegaron a obtener resultados del 70% de los votos escrutados. En aquellos conflictos internos tuvieron no poca responsabilidad los citados de la Borbolla, Chaves y Alfonso Guerra, no siempre en el mismo bando, a veces por simples diferencias y otras por concepciones partidarias más o menos jerárquicas.

Hoy el Partido Socialista en Andalucía es la segunda fuerza política, tras las últimas elecciones regionales, pero gobierna en coalición con Izquierda Unida, una experiencia que quizá debiera servir de laboratorio para una convergencia en el futuro, cuanto menos lejano mejor.

L. de Guereñu Polán. 

lunes, 1 de julio de 2013

TAX LEASE: AXUDA ILEGAL OU POLÍTICA FISCAL?

Tras a denuncia presentada por Holanda contra o noso sistema de Tax Lease na que se nos acusa de establecer axudas ilegais ó Sector Naval, estamos enredados nun contencioso coa Unión Europea sobre si estamos a falar dunha axuda ilegal ou dunha política fiscal. Anticipo que na miña opinión trátase dunha política fiscal que non só se emprega en España có Sector Naval, senón en toda Europa con todo o sector industrial, e aí está precisamente a diferencia que nos enreda.
Como funciona?
O tax Lease é unha operación financeira a catro bandas na que participan: un armador que compra un barco, un estaleiro que constrúe e vende o barco, un inversor en forma xurídica de AIE (Agrupación de Intres Económico), unha especie de unión temporal de empresas (UTE) de carácter fiscal, e finalmente un banco que presta os servizos de Leasing.
O asunto transcorre así: o estaleiro vende o buque ó banco, que á súa vez formaliza un contrato de leasing a un prazo moi curto, normalmente 3 anos, có inversor organizado nunha Agrupación de Intrés Económico (AIE), en moitos casos como ten publicado a prensa, teñen participado empresas como Inditex ou El Corte Inglés. Estas empresas asociadas na AIE alúganlle o barco ó armador, a quen llo acabaran transmitindo ó finalizar a operación. Os reducidos prazos da operación xeran na AIE unhas fortes bases impoñibles negativas que lle reportan unhas desgravacións fiscais que permiten rebaixar o prezo do buque case nun 30% ó armador e reducir a factura fiscal das compañías inversoras nunha porcentaxe similar.
Que consecuencias ten?
As consecuencias destas transaccións son boas para tódolos participantes, o asteleiro vende o barco a prezo de mercado, o armador aforra un 30% do custo do buque, as empresas inversoras reducen substancialmente a súa factura fiscal e o banco cobra unha comisión polos servizos prestados. Pero nesta rolda falta por preguntarse, quen paga a factura? A resposta non ten dúbida, é a Facenda Pública a que financia cós impostos de todos o conxunto da operación en modo de devolucións fiscais ós inversores.
Unha vez postas cara arriba as cartas desta xogada, se aplicáramos a lóxica deste tempo de crise no que todo se reflexiona coas vísceras, o primeiro que afirmaríamos é que se trata dun engano para que os máis ricos non paguen impostos, xa que aínda que non son os únicos beneficiados son os que sen ter relación algunha có sector naval reciben directamente as desgravacións fiscais.
Pero compre unha mirada máis reflexiva e sistémica, xa que nestas cuestións tan complexas non debemos caer no mesmo erro que, ó meu entender comete a Unión Europea, que é o de abordar só un aspecto do problema en intrés neste caso do país denunciante de España ou dos nosos competidores en xeral.
A aplicación deste sistema financeiro permite que compañías con altos beneficios invistan grandes sumas directamente no tecido produtivo, activando un sector que sen esa participación non existiría. Pode haber quen diga que se podería facer o mesmo si primeiro cobramos os impostos a estas grandes compañías e despois os investimos no Naval, pero non podería ser, porque as axudas públicas están prohibidas. Tamén se pode dicir que si os estaleiros non son competitivos que pechen, pero o certo é que as condicións para esa competencia estas suxeitas a normativas internacionais cambiantes, unhas europeas e outras de comercio internacional, que provocan desaxustes tan potentes no mercado como para poñer en perdas ou ganancias a un estaleiro nun momento determinado. Ademais o Sector Naval xera I+D+I e coñecemento que logo se aplica a outros moitos ámbitos da actividade produtiva. En resumo trátase dun sector estratéxico ó que non podemos nin debemos renunciar.
Por outra banda resulta máis que discutíbel que a Facenda Pública perda con estas operacións. En primeiro lugar, poderíamos falar en termos estritamente recadatorios,   xa que aínda que cada operación financiada por este sistema supón un cargo para Facenda en forma de devolucións ou desgravacións fiscais cuantiosas, tamén debemos ter en conta toda a actividade económica e o emprego correspondente que se xera con cada operación e do que se derivan retornos fiscais en Imposto de Sociedades, IVA, IRPF e cotizacións sociais que compensan economicamente as achegas iniciais. E non menos importante e o balance social, o que supoñen 85.00 empregos nun momento como o actual no que a taxa de paro está a bater records.
Por tanto, antes de afirmar que se trata dunha “perda”, debemos establecer fronte a que, e neste caso só hai unha alternativa posible á existencia dun mecanismo como o Tax Lease, que é sinxelamente a desaparición  da actividade do sector naval coas consecuencias económicas e sociais que isto tería.

Que é o que habería que devolver e quen o devolve?
En primeiro lugar debemos lembrar que este sistema de financiamento non é un invento froito da enxeñería financeira, senón un sistema impulsado conscientemente por distintos gobernos para facilitar a supervivencia do sector naval despois das reconversións dos anos 80, recollido na lexislación tributaria e revisado polo tanto polas autoridades europeas ó longo dos anos. Ninguén pode agora dicir que non sabía nada, o propio Almunia foi Ministro de Economía e coñecía este mecanismos financeiro de primeira man.
Son as desgravacións recibidas polos inversores en cada unha das operacións realizadas dende o ano 2.005 as que agora Almunia di que hai que devolver, en total preto de 3.000 Millóns de euros.
Non está nada claro quen debería facer tal cousa, xa que o armador pagou o buque máis barato pero non recibiu ningunha cantidade para financiar a diferencia; o estaleiro en ningún caso, xa que vendeu a prezo de mercado; o banco por suposto que non xa que só fixo de intermediario; e o inversor recibiu unha desgravación fiscal en aplicación estrita da lei.
Só queda polo tanto que o Estado asuma a sanción, e parece o máis lóxico dado que dita sanción emanaría dunha “suposta axuda pública ilegal ó sector naval” concedida por un Estado en aplicación da súa lexislación a un estaleiro a través de intermediarios. Neste caso o erario público pagaría dúas veces, unha mediante as desgravacións que xa fixo e outra aboando as sancións.
Si tal cousa fixéramos, si o Estado español devolvese as axudas, eses cartos nin sequera irían a financiar débeda, ou  a compensar os esforzos que a Unión Europea impón á nosa economía, non servirían tampouco para pagar os xuros da débeda pública, nin poderíamos contemplar como son fagocitados nunha tarde por unha súbita subida da prima de risco. Simplemente arruinaríamos o sector naval e de paso algunha das empresas que fixeron de inversores cunhas repercusións en perda de emprego que algúns cifran en máis de 85.000 postos de traballo. Case nada, sería colocar a Vigo cunha taxa de paro superior ó 50% e a Galicia por enriba do 30%.
Si devolvésemos as axudas presuntamente ilegais engordaríamos o déficit público, atrás viría a Comisión Europea e o Fondo Monetario Internacional esixindo a España máis control do Déficit, ou sexa, máis recortes, que terían, como xa está demostrado en Grecia e Portugal e o propio FMI asume, consecuencias negativas no crecemento, na recadación fiscal e novamente no control do déficit, para seguir non sei ata cando liados nesta rolda da desfortuna da que xa non sei si queren que saiamos nunca.
Porqué debemos devolver dende o 2.005?
Isto si que é de traca, “porque coincide coa apertura dunha investigación formal a Francia polo seu Tax Lease”, Toma! Como a Xan lle doe a cabeza ímoslle dar unha aspirina a Perican!. E despois falan de enxeñería financeira, isto si que é enxeñaría argumental. Non sería máis lóxico que a nosa sanción coincidira coa apertura formal da investigación aberta a España deribada da denuncia de Holanda, ou sexa 2.011?.
Por certo, a Francia abríronlle unha investigación que deu lugar a cambios no seu sistema de Tax Lease, pero despois diso, seguiu aplicando IVA reducido á construción naval ata o 2.010.
Que argumentos emprega Europa?
A base argumental da denuncia contra o Tax Lease español é que ó tratarse dun mecanismo financeiro restrinxido unicamente ó Sector Naval non se pode catalogar como política fiscal, senón como unha política sectorial que ten como único obxectivo o transvase de recursos públicos ós estaleiros privados, feito estritamente prohibido pola lexislación europea. Por iso a Unión Europea esixiu a España modificar o seu sistema para estendelo a tódolos sectores industriais provocando o cambio normativo que actualmente está en vigor e mediante o cal se pode financiar calquera investimento industrial que teña lugar en varios exercicios.
O argumento pode parecer razoable a primeira vista, pero si estendemos a mirada a outras realidades existentes na Unión, e incluso en España comprobaremos que están collendo o rábano polas follas. Por exemplo, cando Irlanda decide manter o imposto de sociedades no 12% fronte ó 30% de media no resto da Unión, isto que é, Política fiscal ou competencia desleal? Ou por exemplo cando un país decide poñer un IVA reducido ós bens e servizos dun sector determinado, como Francia e Italia tiñan ata o ano 2010 ó mesmísimo Sector Naval, ou en España ó Sector Turístico, que é política fiscal ou competencia desleal?
En definitiva para que a Unión Europea poida falar de transgresións da libre competencia primeiro debe unificar a fiscalidade, porque senón estamos comparando partes incompletas e inconexas dos sistemas fiscais de cada país que responden en cada caso a unha serie de equilibrios internos que non se poden xulgar un a un senón no dentro do conxunto de política fiscal de cada país.
Polo tanto Rajoy nos Consellos Europeos debería relacionar este asunto con tódalas condicións que a UE impón a España en materia económica e esixir avances na harmonización fiscal comunitaria.
Como funciona noutros países europeos?
Aínda que cada país ten o seu mecanismo propio, a maioría son sistemas similares ó Tax Lease español, pero o certo é que son de carácter xeral, aplicables a todo o sector industrial como o que finalmente a UE nos impuxo recentemente.
Porqué existen mecanismos de apoio á industria?
Este si que é un debate pertinente no noso país. Debemos aceptar que non fixemos as cousas tan ben como dicimos, que mentres outros se esforzan por manter e potenciar as súas industrias, nosoutros menosprezamos o Sector Industrial como si non fose importante para a nosa economía.
 A existencia de mecanismos financieiro-fiscais en apoio do Sector Industrial ten a súa raíz na aposta estratéxica que cada país fai do seu tecido económico. E nisto si que nos diferenciamos, para mal coa Europa do norte. En España, dende as reconversións dos anos 80 que Alemaña, Francia, Inglaterra ou Holanda nos impuxeron para entrar na UE, tódolos gobernos, por distintas razóns, por acción ou por omisión, evitaron colocar ó sector industrial como un sector estratéxico.
Durante os gobernos de Felipe Gonzalez abrazamos aquela máxima absurda de Solchaga que dicía que “la mejor política industrial es la que no existe”. Transitamos aqueles anos depositando na terciarización da nosa economía as esperanzas de crecemento económico que viñeron finalmente do sector turístico e da modernización vexetativa do tecido económico. Chegamos incluso a non ter Ministerio de Industria e a pretender converter as nosas cidades industriais en cidades de servizos. Mentres a Unión Europea cofinanciaba polígonos industriais nos gastabamos os cartos en facer estadios de fútbol e paseos.
Nos gobernos de Aznar a política industrial foi a liquidación do sector público para facer caixa e poder cumprir os criterios para entrar no euro, facendo de paso ricos a algúns compañeiros de pupitre. Máis aló diso o sector industrial nunca foi unha prioridade xa que para o novo período de crecemento o sector elixido era o inmobiliario e a aposta, a especulación urbanística.
Con Zapatero no goberno o sector industrial bateu records de crecemento e investimento, polo que non se estimou preciso reforzar un sector que xa estaba marchando ben. Aínda así puxéronse en marcha políticas de apoio ó investimento como as axudas de Reindustrialización do Ministerio de Industria que supuxeron para Galicia o período de maior investimento industrial da súa historia debido ó Plan Ferrol e ós Plans específicos do automóbil en Vigo. Tamén a aposta polas enerxías renovables tivo un grande impacto positivo no sector industrial. O erro foi non decatarse de que a maior parte dese crecemento do sector industrial estaba vencellado precisamente á construción e en menor medida ás enerxías renovables. A crise encargouse de esnaquizar a construción e Feijoo e Rajoy coa anulación do concurso eólico en Galicia e logo a eliminación das primas ás renovables, encargáronse do resto.
En conclusión, mentres os países máis industrializados de Europa miman ás súas industrias e organizan os recursos e infraestruturas en beneficio do desenvolvemento industrial, ata chegar a  condicionar a política europea,  nos levamos décadas sen unha política industrial estratéxica clara, sen resolver eivas como a carestía da produción eléctrica ou o dimensionamento da rede de distribución ou o financiamento dos investimentos industriais. Seguimos sendo un país dependente enerxéticamente e que non é capaz de xerar riqueza partindo dos propios recursos e capacidades.
En Galicia, por exemplo o goberno de Feijoo segue poñendo velas a San PEMEX ou ó proxecto de facer coches eléctricos en Melón, ou á fábrica de baterías de Mitsubishi que malogrou un terremoto,  todas elas iniciativas cunha gran carga mediática pero cunha nula visión de país. Non son mais que malabarismos dun funambulista.
Entre tanto sectores como as enerxías renobabeis, o forestal, a pesca o a produción agropecuaria seguen sen arrancar ou carrexando problemas sen resolver que os veñen lastrando en sucesivos procesos agónicos dos que nunca saímos.
Debe seguir existindo o Tax Lease? En que condicións?
O Tax Lease é un sistema de financiamento que permite cumprir varios obxectivos ó meu entender positivos: que grandes compañías con altos beneficios invistan directamente no sector produtivo, que se manteñan sectores industriais craves para o país, que se manteñan gran número de empregos en sectores altamente tecnolóxicos ou que se produzan retornos impositivos derivados dunha gran actividade económica. Polo tanto debería manterse, e ó meu entender estenderse a todo o sector industrial para facilitar, como fan os demais países europeos a industrialización permanente das súas economías a pesares da competencia de países como China.
Que postura deberíamos defender na Unión Europea?
A posición de España ante a Unión Europea neste asunto non é nova, senón que foi defendida en termos moi similares ó longo dos anos por diversos gobernos de diferentes colores políticos. Isto sen dúbida debe facilitar un acordo entre tódalas forzas políticas en defensa do Naval.
Trátase de defender que o Tax Lease é unha política fiscal que pretende facilitar investimentos privados directos no sector industrial, tal como fan outros países da Unión. Tamén debemos rexeitar a data do 2.005 como data de inicio das supostas devolucións por arbitraria e argumentar que provocar unha devolución imputable a calquera das partes traería como consecuencia unha inestabilidade xurídica que impediría novas operacións no futuro aínda no caso de manterse o sistema e vigor.
Finalmente non debemos tratar este asunto ó marxe do resto de condicións que a Unión Europea nos impón en materia de política económica. Non podemos estar falando de poñer en marcha políticas de estímulo da actividade económica e do emprego xuvenil por unha banda e pola outra aceptar a desaparición de todo un sector económico como o naval. En que cabeza cabe que gastemos inxentes sumas de diñeiro dos contribuíntes en rescatar ós bancos mentres deixamos afundir os nosos sectores produtivo. Que modelo de economía estamos construíndo? Cando os bancos estean saneados a quen lle van prestar cartos si estará o tecido produtivo na ruína?
Europa ten que comprender que o noso Sector Naval non pode asumir máis sacrificios, e ten que escoitar a voz unánime dos galegos e demais Comunidades Autónomas afectadas nunha reivindicación xusta. Paralelamente a nos, ós nosos gobernantes correspóndenos deseñar unha política industrial que transcenda a duración dunha lexislatura có obxecto de deseñar un modelo de desenvolvemento sostible tanto medioambiental como económica e socialmente.
XAVIER CARRO GARROTE.
 30 de Xuño de 2013